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domingo, 6 de julio de 2008

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ



JUANA RAMÍREZ DE ASBAJE
Conocemos algunos datos de la vida de sor Juana gracias, fundamentalmente, a tres textos: la carta a Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de Puebla, Respuesta a Sor Filotea de la Cruz; la carta que dirigió a el padre Núñez, su guía espiritual y la biografía que el jesuita Diego Calleja escribió a modo de aprobación de Fama y obras póstumas del Fénix de México, Décima Musa, poetisa americana..., el tercer tomo de sus obras, publicado en Madrid en 1700.

Juana Ramírez de Asbaje nació en 1648 [1] en San Miguel de Nepantla (México). Fue hija natural de Isabel Ramírez de Santillana y de Pedro Manuel de Asbaje y Vargas Machuca. Tuvo cinco hermanos, según refiere el testamento de su madre, en el que se nos dice que tuvo seis hijos, todos naturales: los tres primeros de Pedro Manuel de Asbaje y los otros tres de Diego Ruiz Lozano.

Se poseen pocos datos acerca de su infancia. Todo lo que conocemos de sus primeros años de vida es lo que ella misma relata en la Respuesta, de la que extraemos que Juana era una niña inquieta, muy despierta y curiosa, con una extraordinaria sed de conocimiento:

[...] no había cumplido los tres años de mi edad cuando enviando mi madre a una hermana mía, mayor que yo, a que se enseñase a leer [...] me encendí yo de manera en el deseo de saber leer, que engañando, a mi parecer, a la maestra, le dije que mi madre ordenaba me diese lección. Ella no lo creyó, porque no era creíble; pero, por complacer el donaire, me la dio [...] y supe leer en tan breve tiempo, que ya sabía cuando lo supo mi madre.
Teniendo yo después como seis o siete años, y sabiendo ya leer y escribir [...], oí decir que había Universidad y Escuelas en que se estudiaban las ciencias, en Méjico; y apenas lo oí cuando empecé a matar a mi madre con instantes e importunos ruegos sobre que, mudándome el traje, me enviase a Méjico, en casa de unos deudos que tenía, para estudiar y cursar la Universidad.


y un sentimiento de disciplina y responsabilidad extraño para su corta edad:

[...] me abstenía de comer queso, porque oí decir que hacía rudos, y podía conmigo más el deseo de saber que el de comer, siendo éste tan poderoso en los niños.
Empecé a deprender gramática, en que no creo no llegaron a veinte las lecciones que tomé; y era tan intenso mi cuidado, que siendo así que en las mujeres -y más en tan florida juventud- es tan apreciable el adorno natural del cabello, yo me cortaba de él cuatro o seis dedos, midiendo hasta dónde llegaba antes, e imponiéndome ley de que si cuando volviese a crecer hasta allí no sabía tal o tal cosa que me había propuesto deprender en tanto que crecía, me lo había de volver a cortar en pena de la rudeza. [...] que no me parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias, que era más apetecible adorno. [2]


Asimismo, Octavio Paz cree que es muy probable que no llegara a conocer a su padre, siendo su abuelo materno, Pedro Ramírez, y el amante de su madre, Diego Ruiz Lozano, las únicas figuras paternas de la niña Juana. La falta de su padre y la presencia extraña del padrastro, según Paz, llevaron a Juana a buscar refugio en los libros, con los que salía de su soledad. Esto, por supuesto, son hipótesis, no obstante, lo que sí sabemos con certeza es que fue su abuelo quien la inició, a través de su biblioteca, a un mundo intelectual del que formaría parte hasta el final de sus días: "despiqué el deseo en leer muchos libros varios que tenía mi abuelo, sin que bastasen castigos ni reprensiones a estorbarlo"[3]

Más tarde, en 1656, a la edad de ocho o diez años, Juana fue a vivir a México con unos parientes, con los que estuvo alrededor de ocho años. Juana irá creciendo, tanto física como intelectualmente, hasta conformarse una joven bella e inteligente. Las palabras de Calleja así lo explican:

Volaba la fama de habilidad tan nunca vista en tan pocos años; y al paso crecía la edad, se aumentaba en ella la discreción por los cuidados al estudio y su buen parecer con los de la naturaleza sola, que no quiso esta vez encerrar tanta sutileza de espíritu en cuerpo que la envidiase mucho, ni disimular como avarienta tesoro tan rico escondido entre tierra tosca. [4]

Asimismo, la misma sor Juana nos da noticia de sus cualidades describiéndose a través del personaje de Leonor de Los empeños de una casa:

Inclinéme a los estudios
desde mis primeros años
con tan ardientes desvelos,
con tan ansiosos cuidados,
que reduje a tiempo breve
fatigas de mucho espacio.
[...]
Era de mi patria toda
el objeto venerado
de aquellas adoraciones
que forma el común aplauso;
y como lo que decía,
fuese bueno o fuese malo,
ni el rostro lo deslucía
ni lo desairaba el garbo,
llegó la superstición
popular a empeño tanto,
que ya adoraban deidad
el ídolo que formaron.
(vv. 307-33, acto I)

En 1664 llegan a México los nuevos virreyes, los marqueses de Marcera, don Antonio Sebastián de Toledo y doña Leonor Carreto (1664-1673). Ese mismo año Juana entró al servicio de la marquesa con el título de "muy querida de la señora virreina", como asegura el padre Calleja [5]. Será durante su estancia en la corte cuando Juana escriba sus primeros poemas.
Más tarde, a los 19 años, ingresa como novicia en el convento de San José de las Carmelitas Descalzas. Pero Juana abandona rápidamente la orden por ser sumamente severa, regresando al palacio virreinal. Finalmente, el 24 de febrero de 1669, ingresa en el convento de San Jerónimo, menos estricto que el primero. A partir de este momento Juana Ramírez será sor Juana Inés de la Cruz.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Según nos cuenta la misma sor Juana en su Respuesta, se metió a monja porque "para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir" [6]. Pero, al mismo tiempo, debemos tener presente, como se encarga de señalar Octavio Paz, que "estaba incapacitada para el matrimonio por falta de dote, de padre y de nombre"[7] , situación que, unida al deseo de "querer vivir sola; de no querer ocupación obligatoria que impidiese el sosegado silencio"[8] de sus libros, explica fácilmente su decisión de tomar los hábitos.
Como ya he mencionado, la familia de sor Juana no poseía el dinero suficiente para pagarle una dote, necesaria tanto para contraer matrimonio como para ingresar como religiosa en un convento. Fue Pedro Velásquez de la Cadena, protector y padrino de novicias sin recursos, quien le pagó la dote a Juana, seguramente por mediación del padre Núñez de Miranda, su confesor.
Durante su período en el convento, sor Juana gozó de cierta libertad, pues recibía las visitas de su amigo Carlos de Sigüenza y Góngora, de los virreyes, de amigos de la corte y de personas cultas de su tiempo. Además, tras cumplir con sus obligaciones religiosas, disponía de tiempo libre para dedicarse al estudio y a la escritura; a pesar de que se lamente por las continuas interrupciones y molestias que recibía de sus compañeras, de las que dice que sucedían "continuamente, porque como los ratos que destino a mi estudio son los que sobran de lo regular de la comunidad, esos mismos les sobran a las otras ara venirme a estorbar"[9].
Aún así, sor Juana Inés tuvo tiempo suficiente para escribir gran número de bras literarias, filosóficas y teológicas [10]. Respecto a las primeras, abarcó casi todos los géneros: sonetos, redondillas, villancicos, loas, sainetes, un arco triunfal, autos sacramentales, comedias, diversas prosas..., Pero, de todas sus composiciones, debemos destacar especialmente Primer sueño (ca. 1685 [11]), poema alegórico-simbólico, de corte gongorino, y temática cientifico-filosófica, el más personal de sor Juana, y Respuesta a sor Filotea de la Cruz (1691) autodefensa en clave feminista que escribe tras las acusaciones que recibió del obispo de la Puebla en el prólogo a la edición que él mismo se encargó de realizar de su Carta atenagórica (1690), donde la culpaba de emplear su tiempo en escribir sobre temas indignos en lugar de dedicarse a la vida contemplativa.
Sin profundizar en cada una de sus obras, debo destacar que sor Juana se caracterizó por la trasgresión conceptual que sometía a unos géneros literarios tipificados; es decir, nuestra autora se vale de unas estructuras formales establecidas para introducir en ellas nuevos temas. Por citar un ejemplo, podemos observar cómo, según explica Margo Glantz [12], para las composiciones poéticas dirigida al elogio de amigos o autoridades civiles, sor Juana suele tomar la fórmula típica de divinizar a la persona loada, pero en lugar de realizarlo mediante la comparación o la dotación de atributos propios de dioses de la mitología clásica, sor Juana llega a la exageración, e incluso a la herejía, al utilizar los símbolos religiosos cristianos. Un ejemplo de esto lo encontramos en romance que le dedica a la condesa de Paredes como desagravio por no haberla escrito, en el que le llega a decir:

... porque en el tiempo
que la Iglesia nos destina
a que en mortificaciones
compensemos las delicias,
por pasar algunas yo,
que tantas hacer debía,
hice la mayor, y quise
ayunar de tus noticias... [13]

De este modo, observamos cómo sor Juana llega a la herejía al hacer de la duquesa el fin de un sacrificio cristiano, el ayuno, que debe ir dirigido a Dios. Asimismo, a través de este romance, observamos cómo sor Juana une la temática cortesana con la religiosa en una misma composición.

Por último, mencionar que Sor Juana sufrió una verdadera transformación espiritual entre 1693 y 1694, que la llevó a abandonar su actividad literaria, regalando su biblioteca, calculada en 4000 volúmenes por Abreu Gómez [14]. Al año siguiente, el 17 de abril de 1695, sor Juana Inés de la Cruz murió a causa de una epidemia pestilencial que afectó a la mayoría de la congregación. El padre Calleja nos dice que "de natural muy compasivo y caritativa de celo" [15], sor Juana cuidó de las hermanas afectadas hasta que ella misma cayó enferma.

[1] Vid. PAZ, 1988: 96-97. Octavio Paz considera la datación de su nacimiento en el l2 de diciembre de 1648, atendiendo al descubrimiento de Alberto G. Salceda y Guillermo Ramírez España de una fe de bautismo en la parroquia de Chimalhuacán de "Inés, hija de la Iglesia; fueron sus padrinos Miguel Ramírez y Beatriz Ramírez", sus tíos maternos. Cfr. con Georgina Sabar de Rivers, en la Introducción a CRUZ, 1982: 10-11.
[2] Respuesta a sor Filotea, en OC, vol. 4: 445-46.
[3] Ibid. p. 446.
[4] En la "Aprobación" del padre Calleja a Fama y Obras póstumas Apud. PAZ, 1988: 127.
[5] En la "Aprobación" del padre Calleja a Fama y Obras póstumas. Apud. PAZ, 1988: 128.
[6] OC, vol. IV: p. 446.
[7] PAZ, 1988: 146.
[8] En la Respuesta, OC, vol. IV: 446.
[9] En la Respuesta, OC, vol. IV: 451.
[10] Sus Obras completas fueron publicadas en tres tomos, los dos primeros en vida de la autora, cosa realmente insólita para la época: el primero lo hizo publicar la virreina, marquesa de Marcera, en Madrid, en 1689, bajo el título de Inundación castálida; el segundo se publica en Sevilla, en 1692, y en Barcelona, en 1693, y el tercero, Fama y obras póstumas del Fénix de México, aparece en Madrid, en 1700.
[11] Fecha propuesta por Octavio Paz, en PAZ, 1988: 469. Apareció publicado en el segundo tomo de Obras completas, en 1692.
[12] GLANTZ, 2000: 52-58.
[13] Apud. GLANTZ, 2000: 53.
[14] ABREU, 1934.
[15] En la "Aprobación" del padre Calleja a Fama y Obras póstumas. Apud. SABAT DE RIVERS, 1986: 26.

BIBLIOGRAFÍA
ABREU GÓMEZ, E., Sor Juana Inés de la Cruz. Bibliografía y biblioteca, México, Monografías bibliográficas mexicanas, 1934.


ASÚN, Raquel, Sor Juana Inés de la Cruz. Lírica, Barcelona, Bruguera, 1983.

CRUZ, sor Juana Inés de la, Obras Completas, Alfonso Méndez Plancarte y Alberto G. Salceda (eds.), México, Fondo de Cultura Económica, 4 vols, 1951/ 52/ 55/ 57.


­­­­____, Inundación Castálida, Georgina Sabat de Rivers (ed.), Madrid, Castalia, 1982.


____, Sor Juana Inés de la Cruz. Poesía lírica. José Carlos González Boixo (ed.), Madrid, Cátedra, 2001.


GLANTZ, Margo, Sor Juana: la comparación y la hipérbole, México, Sello Bermejo, 2000.

____, Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos, México, Centros de Estudios de Historia

de México, 1998.


____, "De Narciso a Narciso o de Tirso a Sor Juana: El vergonzoso en palacio y Los empeños de una casa", Nueva Revista de Filología Hispánica, 40.1, 1992: 477-92.

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LÓPEZ FORCÉN, Gloria, "Una comedia entre la aceptación del código dramático y la transgresión: Los empeños de una casa" en Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2000. Artículo consultado en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero15/sorjuana.html

MERLO, Juan Carlos, Sor Juana Inés de la Cruz. Obras escogidas, Barcelona, Bruguera, 1968.

PAZ, Octavio, Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, Barcelona, Seix Barral, 1998, (2ª ed.).


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VALBUENA BRIONES, Ángel Julián, "La particularidad de Los empeños de una casa, de sor Juana Inés de la Cruz, ante la tradición calderoniana", Hispanic Journal, 18.1, 1997: 159-68.

VOSSLER, Kart, Die Zennte Muse von Mexico, Sor Juana Inés de la Cruz. Munich, 1934. Traducción de Ramón de la Serna, 1942.

XIRAU, Ramón, Genio y figura de sor Juana Inés de la Cruz, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1967.


LOS EMPEÑOS DE UNA CASA REPRESENTACIONES


Dirección: Macarena Baeza de la Fuente

Lugar: Providencia

Fecha: 15 de enero de 2007



LA STRADA

Lugar: Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla (Huelva)

Fecha: 27 de julio de 2002




Dirección: Pepa Calvo

Lugar: Teatre Nou Tantarantana de Barcelona

Fecha: 2002

1 comentario:

Anónimo dijo...

pz me pareze chida ezta info y zabez deberian de exponerze unaz obraz de sorjuana ya zabez no para conocer el drama no tu zabez azi lez va llamar maz la atencion aloz hicos de oy yy me parece super mega chido k haiga personaz k kieren rescatar elteatro